LA TAREA DE LA CIVILIZACIÓN QUE VIENE
(2017)
Descargar textoPampa Libre: un modo de habitar la vida
Por Valeria González
“La gran problemática de mi trabajo es articular dentro del circuito artístico lo que hago fuera de él; es mi vida cotidiana llevada un poquito más allá”
Si la obra de Gabriel Baggio es una elaboración estética de aspectos de sus modos de vivir, ella no se resume a una biografía, ese género primero religioso, luego burgués, en el que la notoriedad de un nombre propio torna valiosos los hechos más banales. Se trata de la construcción de modelos éticos. “Me gusta destinar una beca de artista -dice Baggio- para aprender de la gente que sigue cocinando a diario, haciendo su ropa, o fabricándose sus propias herramientas”. En un mundo crecientemente especializado y mediatizado, la fascinación por la laboriosidad manual de ciertos oficios excede lo estético allí donde el artista admira la capacidad de ciertas personas de agenciarse recursos propios para su subsistencia. No se trata de un retro posmoderno ni de la conservación de tradiciones en extinción, sino de redimir la potencialidad que yace aún, oculta, en ciertas cosas que parecen muertas u obsoletas. Se trata de señalar formas de existencia alternativa capaces de contrarrestar la velocidad y la anomia de la cultura dominante.
Su próxima “Lección de aprendizaje” implicará la construcción de una casa de adobe en un pequeño terreno recientemente adquirido en la provincia de Buenos Aires. Ha llamado “Pampa Libre” a ese espacio de horizonte abierto, emulando el nombre de un periódico anarquista de principios del 1900. La utopía anarquista pensó la posibilidad de un trabajo no alienado donde el sujeto pudiera definir su ser en tanto práctica creativa. Aquel viejo ideario puede convertirse en una interesante advertencia en los tiempos en que el arte corre el riesgo de resumirse a la producción de resultados. La casa de adobe, como objeto estético, no es escultura ni instalación: señala un modo de habitar. El artista no estará presente en su propia exposición sino a través de un registro en tiempo real de ese trabajo en su sitio específico. A diferencia de obras históricas como Seedbed de Vito Acconci, donde la presencia desplazada del cuerpo del artista apuntaba a una crítica institucional, la construcción de la casa no implica una negación del espacio del museo sino la evidencia del hallazgo de un lugar significativo y vital. En sala, “Pampa Libre” estará representada en dos medios recurrentes en la obra de Baggio: una pieza cerámica inspirada en los pisos calcáreos, un paisaje en acuarelas fluorescentes. La técnica artesanal del cemento prensado, otrora ubicua en la cultura argentina, está hoy a punto de desaparecer. Exactamente como la técnica de pintar paisajes “del natural” ha sido desplazada por la fotografía.
Los límites del amor
“La tristeza” es una cascada de lágrimas cristalizadas. El centro no es la experiencia (existente) del dolor en la vida de Gabriel Baggio, sino el dolor como parte de la existencia. La pieza exige, de algún modo, no confundir el horizonte de “Pampa Libre” con un espacio idílico, libre de accidentes, acontecimientos y conflictos.
Si, como quiso Spinoza, Dios es la substancia única, ésta se halla sujeta a combinatorias infinitas y a gradaciones que van de la felicidad a la tristeza. Siglos después, Lacan encontró en otro sitio la garantía cartesiana: La angustia es un afecto que no engaña.
El retrato de una niña recién nacida habla de la fragilidad y la incertidumbre que tiñen la ilusión de todo comienzo. Una gran pieza sin título, que ha borrado las facciones y los géneros del lazo filial, señala aquello que el amor no puede prevenir ni sortear, o bien su naturaleza ambivalente. Cuando Gabriel Baggio definió en “Nieto” su mundo relevante, mostró tanto los costados nutricios como mortíferos de la herencia familiar. Baggio no cree poseer ninguna receta acerca de cómo hay que vivir. Pero su obra nos enseña que nuestra felicidad depende en alto grado de lo que logramos hacer con lo que han hecho de nosotros, la capacidad de adueñarnos de aquello de lo que hemos sido objeto.

Pampa libre, 2015. Gouache sobre papel. 60 x 160 cm.

Pampa libre, 2015. Gouache sobre papel. 60 x 160 cm.

La tristeza, 2015. Cerámica esmaltada. 150 x 350 cm.

La tristeza (detalle), 2015. Cerámica esmaltada. 150 x 350 cm.

La tristeza (detalle), 2015. Cerámica esmaltada. 150 x 350 cm.

Motivo para piso calcáreo, 2014. Cerámica esmaltada con lustre de platino. 190 x 250 cm.

Motivo para piso calcáreo, 2014. Cerámica esmaltada con lustre de platino. 190 x 250 cm.

Motivo para piso calcáreo, 2014. Cerámica esmaltada con lustre de platino. 160 x 240 cm.

Bebé, 2015. Gouache sobre papel. 100 x 150 cm.

Lena, 2015. Gouache sobre papel. 20 x 30 cm.

La tristeza, 2015. Gouache sobre papel. 20 x 30 cm.

Estudio para la tristeza, 2015. Cerámica esmaltada. 20 x 80 cm.

Estrellas, 2017. Cerámica esmaltada con lustre de platino. 100 x 200 cm.