Otro tiempo en el tiempo
Por Valeria González y Laura Lina

De agosto a diciembre de 2016 se realizó en la Casa Nacional del Bicentenario (CNB) la experiencia Casa tomada.^[1] La propuesta fingía la ocupación de un espacio público por parte de los artistas, que iban irrumpiendo y literalmente tomando todos los espacios del edificio anárquicamente. En ese contexto, Gabriel Baggio realizó La tarea, que consistió en un traslado progresivo de su taller a un espacio de la CNB, acondicionado en sucesivas jornadas en las cuales nuevamente atravesó distintas instancias de aprendizaje a tales fines. El diario de la ocupación,^[2] da cuenta de una primera irrupción del artista bajando de un flete y transportando muebles y objetos diversos al primer piso. Esta performance inicial rubricaba uno de los interrogantes que atravesó toda la experiencia, referida (entre muchas otras) al arte como trabajo, al trabajo del artista, y a las condiciones estructurales del aparato museístico de exhibición. Una segunda instancia implicó el aprendizaje y proceso de empapelado del lugar elegido. Como en anteriores oportunidades, toda esta jornada estuvo atravesada por las vicisitudes, ensayos y errores de ese nuevo saber. En los distintos días el artista aprendió a hacer una mesa, restaurar el marco de un cuadro, tornear cacharros de alfarería, coser fundas de colchones y hasta a hacer yarkoie con kneidalaj junto a su madre. ¿Puede un museo volverse habitable? se pregunta el diario de la ocupación de la CNB. El espacio ha sido metamorfoseado producto de esta suerte de capas de performance, de acumulación de saberes puestos en circulación. Se comió, se bebió, se hicieron chistes, circularon curiosos. “Todo espacio realmente habitado lleva como esencia la noción de casa”.^[3] Si la casa se convierte entonces en nuestro primer universo de lo cotidiano, nuestro “rincón del mundo”, el proceso de construcción de la “casa dentro de la casa” cimenta al mismo tiempo las narrativas colectivas de las memorias, incluso aunque la experiencia de aprendizaje sea individual. En la jornada del 31 de agosto tuvo lugar la acción de intercambio “Copia de la copia”. La artista copista Gabriela Pulopulo (que también formaba parte de la ocupación) hizo una reproducción de una foto de La tempestad, de Giorgione, que se encontraba dentro del marco que Baggio había restaurado durante una de las acciones. La foto reproducía la obra de Gabriel Baggio ejecutada a partir de un original realizado por el copista Tulio Dotto, que era oriundo de Castelfranco, al igual que Giorgione y que el abuelo del artista. Aquel original había sido enviado a la Argentina (lugar que su abuelo habitaba desde los 17 años) como regalo de bodas. Las memorias no establecen espacios sobre los que se piensa, sino que constituyen herramientas con las cuales se piensa. Las memorias individuales y sociales actúan simultáneamente. La experiencia y la memoria individuales no tienen en sí una existencia autónoma, sino que en el acto de compartir se tornan colectivas y construyen comunidad en el contar, en la escucha. La tempestad copiada vuelve a ser original cada vez que materializa –performativamente– los distintos sentidos del pasado.

2020
Fragmento del texto principal del libro La Tarea

^[1] Durante los primeros tiempos el personal de la institución mantuvo la ficción de una toma totalmente espontánea. La página oficial de la Casa Nacional del Bicentenario proveía una información acotada, y en paralelo había creado un wordpress como página contraoficial, donde se fueron volcando a modo de diario las distintas impresiones de la experiencia, que incluyó además ciclos de arte y pensamiento y eventos vinculados a la experimentación sonora.

^[2] Disponible en https://cnbcasatomada.wordpress.com/

^[3] Bachelard, Gastón (2000 [1957]). La poética del espacio, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, p. 28.